7.12.11

UN PROYECTO EN EEUU ENSAYARÁ LA 'HIBERNACIÓN' PARA MANTENER VIVOS A LOS PACIENTES HASTA SU LLEGADA AL QUIRÓFANO

Un equipo de especialistas en trauma de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) ha anunciado una nueva, y arriesgada, técnica experimental para ganar tiempo y mejorar la supervivencia de los heridos que sufren parada cardiaca como consecuencia de hemorragias múltiples.


A través de la introducción de un fluido frío en el organismo de la víctima, se le provocará una hipotermia grave, de forma que el organismo quedará a una temperatura de 10ºC (la temperatura normal es de unos 36,5ºC). En otras palabras, se le congelará. La tesis de los autores, liderados por el especialista en cuidados intensivos Samuel Tisherman, es que, mientras el organismo esté congelado, el cerebro necesitará menos sangre y, por lo tanto, no sufrirá tanto las consecuencias de las hemorragias masivas.
Sin embargo, una revisión publicada en 2009 en Scandinavian Journal of Trauma por investigadores de la Universidad de Harvard y el Hospital de Washington DC, con el título "Hipotermia en traumatismo sangrante: ¿amigo o adversario?", destaca que la bajada radical de la temperatura del paciente "es una espada de doble filo". Los autores afirman que los datos preclínicos demuestran que la congelación puede proteger los tejidos de la isquemia (o muerte celular), reducir el daño orgánico y mejorar la supervivencia. Sin embargo, subrayan que "si no se maneja con cuidado" puede asociarse con un gran número de complicaciones, que incluyen la bajada de las pulsaciones tras un incremento inicial, la posibilidad de que se formen coágulos y un mayor riesgo de infecciones, puesto que la hipotermia reduce la producción de citoquinas, esenciales en el sistema inmunológico; y, por último, un peor metabolismo de los fármacos.
Para saber si la tesis de Tisherman y sus colaboradores funciona, habrá que esperar al primer trimestre de 2012. Pero, de momento, las autoridades sanitarias estadounidenses lo han autorizado, aunque con una característica peculiar: las personas que quieran participar podrán apuntarse al ensayo, sabiendo que la técnica se les aplicará sin que firmen, ni ellos ni sus familiares, el llamado consentimiento informado, un documento que es obligatorio en las intervenciones quirúrgicas pero que, en este caso, sería inviable porque retrasaría un procedimiento en el que el tiempo es vital.

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